¿Estamos así de perdidos en la educación emocional de nuestros hijos?
Desde hace algo más de tres años, ha aumentado significativamente el número de jóvenes que se auto-agrede. ¿Cómo? Con cortes o quemaduras en los antebrazos, los muslos, el vientre y el tórax.
Parece ser, por lo que comentan los médicos que reciben a estos jóvenes (85% de los casos son chicas), que “la agresión en sí misma” es similar entre los auto-agredidos, es decir se hacen entre 15 y 20 cortes, separados por apenas un par de centímetros. Utilizan prácticamente los mismos utensilios: hoja de sacapuntas, cuchillas, destornilladores o sus uñas ¿qué está sucediendo?
En la mayoría de los casos, no hay indicios que apunten hacia un suicidio ya que los cortes que se provocan son superficiales. Tampoco hay sintomatología que señale que estamos ante trastornos límite de la personalidad, ni pese a lo que podamos pensar, está circunscrito a un tipo de población con nivel socio-económico determinado.
Sin embargo en todos los casos existe un denominador común: los padres ante tal acontecimiento muestran una preocupación total y prestan una atención excepcional a sus hijos.
Identidad a través del dolor
¿Acaso los jóvenes están confundidos en la búsqueda de su identidad y están recurriendo al dolor para sentir y así poder calmar su ansiedad, su angustia?
Lo que sería una búsqueda normal de la identidad, ¿se está convirtiendo en un proceso anómalo digno de imitación?
Lo que es evidente es que no se les ha transmitido una buena educación emocional, ni se les ha educado para que se responsabilicen de sus actos y de su vida. Cuelgan sus autolesiones en Facebook e Instagram, casi al mismo tiempo que se están provocando la agresión, buscando el refuerzo social.
Me comentaba un psiquiatra hace unos días, que en el Hospital Vírgen del Rocío de Sevilla se han dejado de hacer grupos de adolescentes con esta problemática, ya que se retroalimentaban entre las adolescentes y la conducta lejos de extinguirse, se mantenía o aumentaba.
“GORDA” “CARLOS nombre del novio que les acaba de dejar” son cosas frecuentes de las que se graban en sus cuerpos. El auto-insulto les calma su malestar emocional.
¿Qué observamos que hay detrás de todo este proceso?
- Chicas y chicos emocionalmente inestables y con escasa contención
- Una figura de autoridad difuminada con la cual no se saben relacionar… pero que “cuando se cortan, aparece en escena”
- Necesidad de aprobación social, tema que con la presencia de las redes sociales es difícil de gestionar para estos chavales.
¿Cómo estamos educando a nuestros hijos y a nuestros alumnos que cuando tienen que responsabilizarse de sus vidas, os e enfrentan a una situación difícil se cortan en lugar de cortar por lo sano con sus problemas?
Elisa Sancha Aranda
Psicóloga Clínica de Positiva Psicología